Este es un listado de ejercicios de yoga facial para que puedan ejercitarse en sus casas:
Es por esto que en respuesta a esas solicitudes mostraremos hoy una serie de ejercicios recomendables para tener en cuenta si lo que buscamos es ejercitar nuestro rostro para tener que evitar recurrir a un lifting para rejuvenecerlo.
Arrugas verticales: Colocar los dedos meñique, anular y mayor de ambas manos en la parte superior de la frente, justo en la línea donde comienza el cabello. Luego contraer hacia arriba y hacia abajo los músculos de la frente, acompañando este movimiento con los dedos. Repetir diez veces.
Cejas y párpados: Inspirar con los ojos bien abiertos y la cabeza bien erguida. Cuando exhalemos, levantar todo lo posible las cejas. Con los pulmones vacíos, conservar esta posición contando hasta cinco. Repetir diez veces.
Mejillas: Poner las manos sin el pulgar sobre las mejillas, justo en la unión de los músculos con los maxilares. Contraer las mandíbulas presionando esta zona. Inspirar, y cuando soltemos el aire debemos llevar los labios, la cara y los músculos bien hacia delante, mientras que bloqueamos los músculos maxilares hacia atrás con las manos.
Labios superiores: Poner los pulgares bajo el labio superior, en el medio. Cuando tomemos aire debemos estar preparados para, al exhalar, presionar los pulgares contra nuestras encías, mientras que llevamos el labio superior hacia delante con sus músculos. Repetir cinco veces.
Mentón: Para no dejar que se forme papada debemos poner las manos cruzadas en nuestro pecho, y así llevar el mentón hacia arriba, lo más tenso posible. Una vez lograda esta posición debemos girar la cabeza hacia los dos lados, siempre manteniendo la tensión. Repetir diez veces hacia ambos lados.
Espero que estos ejercicios les sean de utilidad. Es importante lograr constancia en ellos. Realizarlos tras una buena ducha puede resultar muy relajante, además de llevar unos pocos minutos. Diez o veinte minutos diarios dedicados al yoga facial pueden darnos un rostro saludable y sin arrugas. ¿Vale la pena, no?
